Navego a través del mar embravecido. Esquivo los rayos, me protejo de la lluvia.
Mi destino es aún lejano. Sollozo, me lamento, maldigo al temporal por no acompañarme. Ahogada por mis propias lágrimas me pierdo en un largo sueño. Dejo a las olas mecer al barco.
Tengo pesadillas en las que pierdo todo lo que me queda. Sueño que estoy sola y que ha sido todo por mi culpa.
Despierto asustada, pero bendigo mi suerte. Le agradezco al cielo que no me ataque con castigos más mayores de los que puedo soportar.
Orgullosa, vislumbro el horizonte. El camino que me queda por delante es por sí mismo un regalo.
Sara.

Me gusta cómo escribes, y es una lástima que no publiques con más asiduidad, Sara; enriqueces este espacio 🙂
Un abrazo.
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Muchísimas gracias por tu comentario! De veras, es todo un honor recibir estas palabras de parte de un compañero escritor☺️
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