Pos-imposible

No planeaba madrugar, pero el sol me ha despertado mirándome a los ojos. No fijamente, sino escondido tras las nubes.

Creía que no me apetecía leer. Sin apenas pensarlo, he continuado leyendo una historia que comencé hace una semana. Me he sentido inspirada porque la protagonista hacía atletismo tras un largo periodo de abandono. No percibo que esté traicionando al papel por descubrir relatos en formato digital

Ya no pretendía hacer ejercicio y he salido a dar un paseo. Llevaba camiseta de tirantes y he sentido las caricias de viento que soplaba sobre mis brazos.

Mientras desayunaba veía dibujos animados con diálogos ingeniosos.

Se trata de un buen día. Y solamente son las once de la mañana.

Como dijo un sabio una vez: «Todo y nada es pos-imposible» (que quizás no es la frase más apropiada, pero sí la más buena).

Sara.

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Fuente imagen: giphy.com

He aquí la cuestión…

Realmente, no sé en qué situaciones hay que intervenir. A veces he visto a alguien en apuros y me he quedado mirando desde la distancia, como un estúpido pasmarote. Mi cerebro no ha parado de debatirse entre el ayudo/no ayudo. Es raro. Porque si no haces nada te sientes como una mala persona, como alguien demasiado vergonzoso o inútil para prestar auxilio. Pero si prestas ayuda puedes molestar a quien está mal, y específicamente es esa persona quien te interesa que se encuentre mejor, ¿no?

A mí me ha pasado muchas veces, que me ha dado una bajada de tensión y me he tenido que tumbar en el suelo. Entonces ha empezado a venir gente y más gente ofreciéndose a comprar una botella de agua. En serio, todo el mundo quiere darte agua cuando estás mal, y eso está genial porque es un placebo muy efectivo, y te hace sentir cuidado.

Lo que ocurre es que cuando una multitud se aglomera y no para de preguntar puedes sentirte agobiado, porque tú te estás muriendo y te ves obligado a decir «no, me encuentro mejor». Una leche. Te sientes fatal y sólo quieres cerrar los ojos y desaparecer.

Se me había ocurrido escribir sobre esto porque el otro día me encontré ante una situación así y me sentí súper mala persona porque no hice nada al respecto para no molestar. Luego llegué a casa y pensé «joder, Sara, eres una incompetente».

Y, no sé, quizás lo soy. Pero no pasa nada. O sea, ahora no quiero que nadie se encuentre en la misma disyuntiva de si ayudarme o no.

Sara.

   Fuente imagen: yourfriendzz.tumblr.com

Tengo ganas de estar en casa

 

No me supera el asustadizo violeta.

Da lo mismo. Quien me cae mal no es importante.

Me apetece una taza de té con miel. Dibujar girasoles con acuarelas, como en los libros de botánica.

Admirar una gala.

Cierro los ojos. Llevo un pijama suave y abrigado, calcetines de ositos.

Ha terminado el examen. Abrazo a mis amigos.

fantasma

Fuente imagen: https://liquidtearss.tumblr.com/ 

 

Sara.

Algo es algo

James y Gwen conversan sentados en el césped de los jardines de los alrededores de su facultad. Han decidido saltarse la clase. Todavía es pronto y no ha salido del todo el sol, así que hace un poco de frío. Ambos admiran las tonalidades cálidas del cielo, un tanto irónicas respecto al clima. Toda la actividad se concentra en las aulas; en el jardín reina un silencio sereno, únicamente acompañado por la suave melodía de los gorriones. De vez en cuando observan algún coche correteando por el campus, recordándoles que realmente no se encuentran solos.

JAMES:

Ayer vi la película que me dijiste.

GWEN:

¿Cuál? 

JAMES:

«Las canciones de nuestra vida».

GWEN:

Sabes que no iba en serio, ¿verdad?

JAMES:

Ah. Pues me ha parecido un poco ridícula. Pero las canciones eran pegadizas. Me gustó la de la del piano. 

GWEN:

Creo que todas tienen piano. 

JAMES:

Era la de «na, na, na, na…»

Tararea una melodía sin sentido.

GWEN: 

¡Me estás mintiendo! ¡No has visto esa película! ¡Esa canción no existe!

JAMES: 

Lo raro es que no te hayas dado cuenta hasta ahora…

Gwen se muerde el labio inferior, evitando una carcajada. Él apoya la espalda en la hierba y cierra los ojos. Suspira, relajado.

JAMES:

Bueno, entonces ya sabes que puedes recomendarme cualquier película. No la voy a ver, pero te hago el favor de escucharte.

GWEN: 

«El favor», claro… Sería un detalle precioso. Se me ha ocurrido que podrías ver la segunda parte de «¿Pillas la ironía?».