Los vecinos pesados.

Han venido esta tarde a mi casa a tomar el café.

Casi nunca les abro la puerta. No me dan pena, ¿eh? Son un grupo de agonías. Y sus hijos gritan, lloran y corretean.

No me hagáis que hable más de ellos, por favor. Quedemos en que son unos vecinos ruidosos.

Hace unos años me empezó a dar muchísima vergüenza que los viesen conmigo. Los vecinos de mi barrio son súper refinados. Por aquel entonces, se me metió en la cabeza que también quería ser una chica sofisticada.

Y me daba mucho miedo que pensasen que era inferior.

Los pesados se dieron cuenta de que les ignoraba y cada vez eran más insistentes en llamar mi atención. Un día incluso se pusieron a tirar piedras a las ventanas de mi casa. Meses y meses de obras hicieron falta para arreglar los desastres que provocaban cada semana.

Total, que no me preguntéis por qué, pero últimamente los invito a merendar. Prefiero que vengan de vez en cuando y que me dejen en paz el resto del tiempo.

Nada más entran por la puerta de mi casa pongo los ojos en blanco, diciéndome a mi misma «¿Es que eres tonta?». 

Me caen mal, es cierto. Pero me avisan cuando ponen el mercadillo del barrio de al lado. Si digo que no me apetece ir, empiezan a insistir una y otra vez «¡vente, vente, vente! ¡Luego te vas a arrepentir!». 

Saben lo mucho que me gusta ese mercadillo.

Ellos se vienen conmigo (por supuesto), y eso me molesta hasta límites insospechados. Aunque es verdad sin ellos nunca iría.

Poco a poco aprenderé a quererlos.

 

Sara.

Carta de Amor a Un Muerto

Querido Nick Drake:

Me da apuro escribirte a ti porque no escucho tus canciones. Bueno, sólo una y tampoco es que me encante. Se llama Time of No Reply. Creo que la descubrí gracias a una película, pero no te prometo nada.

Me da la sensación de que te he elegido porque tu voz en esa canción es relajada; me hace recordar justo lo que describes, el fin del verano y la venida de un tiempo frío y más melancólico. Aunque parece que a ti no te gusta demasiado. De hecho, pintas con la música una escena otoñal, un suelo anaranjado repleto de hojas y el cielo añil y frío. Escucho tu canción cada vez que quiero viajar a un lugar como ese. Es especial. Pienso que cuando la escribías cerraste tu cuerpo al mundo exterior y abriste tu alma al completo; la escuchaste. ¿Te resultó fácil?

Cuando yo lo intento me siento confusa y débil. En este tiempo no está bien visto ser débil. Los niños con enfermedades le dicen a las cámaras que luchan todos los días y que son felices a pesar de todo. ¿Es eso sano? A veces me gustaría escucharles llorar para no sentirme culpable por estar triste. Hay tantos ejemplos de cómo ser un ganador y tan pocos de cómo rendirse.

No nos enseñan a llorar ni a escribir canciones como la tuya, donde se acaba el verano y vuelve un tiempo silencioso.

Con cariño,

Sara.

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«Time goes by from year to year
And no one asks why I am standing here»

Inspirado por: Cartas de Amor a los Muertos, de Ava Delaira.

Yo estuve aquí, de Gayle Forman

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No lo he hecho aposta. Lo prometo. De verdad que me gusta la Navidad como a la que más. Decoro mi habitación con adornos navideños, canto villancicos y veo vídeos en internet sobre gente feliz y altruista que ayuda a los más pobres. Incluso me trago las películas de los domingos tipo El milagro de Navidad en Nueva Jersey, sobre un empresario muy rico y muy avaro que descubre que el dinero no es tan importante. Aun así, me han salido mal los cálculos (mentira) y he acabado escribiendo una reseña sobre un libro triste. Lo siento mucho. La siguiente historia que tengo planeada reseñar es más cuqui, te lo aseguro. Sigue leyendo «Yo estuve aquí, de Gayle Forman»

Mis dulces y queridos Beatles…/Beatles Book Tag

Beatles Live At Dodger Stadium

Se ha dicho de todo sobre vosotros: que si revolucionasteis el panorama musical, que si vuestras letras no tienen del todo sentido, que si no sois para tanto, que si sí sois para mucho, que si parecéis una pandilla de cuatro Howards Hollowitz…  Sigue leyendo «Mis dulces y queridos Beatles…/Beatles Book Tag»

Violet y Finch, de Jennifer Niven

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Pfff. He bufado unas mil mientras leia este libro. Algunas veces por aburrimiento, otras por sorpresa y otras por frases o escenas demasiado profundas emocionalmente para asimilarlas a la primera. El caso es que me hizo sentir muchas emociones distintas, y por eso me apetecía hablar hoy de él. Sigue leyendo «Violet y Finch, de Jennifer Niven»

Ron 

Tranquilos, no estoy aquí para hablar de alcohol. En primer lugar, porque no me gusta, y en segundo, porque ya se encargan de eso los catorceañeros que beben Negrita a escondidas.

Quizás soy demasiado joven para hablar del amor, de lo que realmente significa estar enamorada. Por lo que he leído en las novelas que me gustan y lo que he podido experimentar alguna vez (no doy más detalles, cotillas), estar enamorado es estar poseído por un sentimiento extraño y especial. Soy consciente de que ese idílico nivel de amor es pasajero, pero existir existe. Sigue leyendo «Ron «

Libros malvados que me hicieron llorar 

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Todos necesitamos llorar de vez en cuando.

Aunque sea sin razón. Aunque no se te haya muerto el hámster. Aunque no hayas suspendido ninguna asignatura. El cuerpo te pide desahogarte y liberar la tensión acumulada, sin más.

Por lo general, no soy muy buena en este menester; me  cuesta Dios y ayuda soltar una lágrima. Ni películas emotivas, ni cebollas. Nada de nada. Bueno, sí que hay dos cosas que pueden sacar mi lado más sensible: los libros y los talent shows. ¿Por qué? Ni idea: ¿Cuál es el sentido de la  vida? ¿Por qué los profesores de Educación Física llevan chandal si no hacen deporte en clase? Preguntas sin respuesta, por lo que se ve. Sigue leyendo «Libros malvados que me hicieron llorar «

Quizás tú me entiendas

Te pongo rápidamente en situación. Esta va a ser una entrada corta.

Llega un buen libro a tus manos. Hasta que no vas por la mitad no sabes lo especial que es para ti, claro. Los personajes evolucionan lentamente, es una historia que te obliga a ser paciente. Y tú lo eres. Oh, por supuesto que lo eres… Como que esperas trescientas páginas hasta que viene lo alucinante. Sigue leyendo «Quizás tú me entiendas»

Ángel Mecánico, de Cassandra Clare

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Lo siento muchísimo, de verdad.

Te prometo que en ningún momento tuve la intención de hacer algo así. Estas cosas pasan. Tú mejor que nadie deberías saberlo. Yo he intentado que acabase de la mejor manera posible, aunque sé que no estás contento con el resultado.

De todos modos, ¿qué le voy a hacer yo, Will? Tú no tienes la culpa de que él sea tan dulce, sarcástico y educado. Te ha puesto el listón muy alto. Aunque, si te sirve de algo, siempre has sido el primero. En eso nadie te quita el puesto.

Alguien dijo alguna vez que las primeras impresiones son casi imposibles de cambiar. Cuando te conocí, me resultaste un seductor nato. Sabes lo que haces, y se te da bien. Tu forma de expresarte, entre irónica y derrotista; tus ojos azules y brillantes, tu cabello azabache; todo en ti está a tu favor.

Y la fastidias. Una y otra vez.

Disculpas, no me había dado cuenta de que estabas escuchando nuestra riña. Pero, ya que estás aquí, ¿me podías hacer un favor? Te voy a contar la historia de por qué me enamoré de dos chicos a la vez. Si crees que este sentimiento no es legítimo te dejo que le des la razón a él. Hago esto porque sé que tengo todas las de ganar.

Verás, hará más de un año, comencé a leer Ángel Mecánico porque había escuchado maravillas de él en Internet. Claro, yo soy alguien que ante la expresión matemática Londres+Nefilim+UnTalWillQueEsLoMejor se vuelve loca, así que me sumergí en sus páginas en menos que canta un gallo.

Al principio tuve varias tentaciones de abandonarlo, ¿dónde estaba aquel Will que me prometían? Tranquilas, aparece. Muchas páginas más adelante, pero aparece. No era tal y como yo lo esperaba, era mucho mejor.

¿De qué va él libro? En resumidas cuentas, narra la historia de Tessa, una muchacha americana que, tras el fallecimiento de su tía, decide viajar a Inglaterra para reunirse con su hermano mayor. Ella no tiene más información que la que le brinda una carta que él le ha mandado. Cuando llega a su destino, dos mujeres de extraño aspecto la reciben en nombre de su hermano. Decide fiarse de ellas y alojarse en su mansión. Blanco y en botella que era una mala idea.

Estas dos individuas le aseguran a Tessa que tiene un don único y espectacular (obviamente, no voy a decir cual), y no dudan en someterla a dolorosas pruebas para sacarlo a la luz. A su rescate acuden los nefilim (nombre técnico para designar a los cazadores de sombras). La acogen en su Instituto, y le prometen hacer todo lo posible para llevarle de vuelta con su hermano.

De veras que no puedo dar una explicación que exprese al 100% lo mucho que he amado esta historia. Es una mezcla de cosas alucinantes, empezando por su ambientación, un Londres del siglo XIX donde la actividad demoníaca está presente. De preservar la tranquilidad se encargan los cazadores de sombras, que comparten herencia mundana y angelical. Una pasada. Ellos, por supuesto, no luchan contra el mal a la hora punta, con toda la luz del día y enfundados en trajes fosforescentes, sino que utilizan una especie de hechizos denominados glamours, que los vuelven invisibles ante los mundanos.

Sus personajes son otro ingrediente esencial. Todos me gustan. Cada uno de ellos tiene sus rollos del pasado, su manera de expresarse, sus deseos. No son planos, y eso me fascina. Desde Charlotte, la directora del Instituto, que es una mujer hecha y derecha; pasando por Jessamine, una joven con menos espíritu de nefilim que un demonio; hasta   Henry, el inventor frustrado. Sí, Will, aquí es donde entras tú. Aunque Tessa, la protagonista femenina, es genial, sin duda alguna me quedaría con los otros dos personajes más importantes del libro: Will y Jem.

Empecemos por Will. Este chico te trae por la calle de la amargura. Parece, como se dice erróneamente en la jerga juvenil, bipolar. Partamos del hecho de que está de coña la mayor parte del tiempo. Hay cierto momentos en los que no deja muy claro si lo suyo es sarcasmo o si de verdad no se piensa lo que dice antes de hablar.

«¿Quieres decir que parte de mi reputación sigue intacta? Claramente he debido de hacer algo mal. O no lo suficientemente mal, en este caso ¡Thomas! Tenemos que ir ahora mismo al burdel más cercano. Necesito escándalo y malas compañías.” Will

A mí ese sentido de humor me enamora, no puedo evitarlo. Me gusta ese tono trágico, difícil y divertido que le pone a todo. Por supuesto, que sea todo un genio como cazador de sombras también ayuda. No es un personaje al que denominaría frío porque dentro de lo que cabe es alguien jovial, pero sí que le dan arrebatos a lo largo de la historia en los que se vuelve un desagradable. No obstante, le ocurre algo parecido a Sheldon Cooper: puede soltar comentarios de lo más desafortunados, pero no se lo tienen en cuenta; es más bien resignación. Creo que eso es lo que más juega a su favor, ya que no le vuelve irritante, sino adorable.

—¿Crees que Charlotte dejará que me encargue de la investigación?
—¿Crees que se puede confiar en ti en el submundo? Los garitos de juego, los antros de vicio mágico, las mujeres de moral ligera…
Will sonrió como podría haber sonreído Lucifer momentos antes de ser arrojado de los Cielos.
—¿Crees que mañana será demasiado pronto para empezar a investigar?
Jem suspiró resignado.
—Haz lo que quieras, Will. Siempre lo haces.

Por otro lado está Jem. Él es un personaje exotico: pelo decolorado, tez clara, ojos casi transparentes. Pese a su descripción se te hace muy atractivo, te lo aseguro. Es el mejor amigo de Will; y cuando digo mejor amigo digo más que hermanos (en términos de nefilim se denominan parabatai). Eso convierte a Jem en el encargado de trabajar como sentido común de Will. Es todo un caballero sin resultar pasteloso. Es inteligente sin parecer repelente. Es divertido sin ser pesado. Es perfecto sin resultar abrumador.

—¿Así que nunca te enfadas con él?
Jem rió en voz alta.
—Yo no diría eso. A veces me gustaría estrangularlo.
—¿Y cómo puedes contenerte?
—Me voy a mi lugar favorito de Londres —contestó Jem—, y miro el agua, y pienso en la continuidad de la vida, y en cómo el río fluye, sin importarle las insignificantes preocupaciones de nuestras vidas.
Tessa estaba fascinada.
—¿Funciona?
—No, pero después de eso pienso en que podría matarlo mientras duerme si realmente quisiera hacerlo, y entonces me siento mucho mejor.” Tessa y Jem sobre Will

Yo no me he dado cuenta de la calidad del personaje de Jem hasta que he vuelto a leer el libro. Como los demás, tiene una historia pasada muy curiosa y entrañable.

Dale una oportunidad a esta historia, aunque sólo sea por estos dos chicos. Sé que no he explicado prácticamente nada del mundo que ha creado Cassandra Clare. Pero, de verdad, creo que te estaría arruinando la experiencia de descubrirlo por ti mismo. Sólo te digo que aparecen elementos propios de un libro fantástico vampiros, hombres lobo, brujas y brujos o hadas, pero sin caer en tópicos. Te prometo una aventura totalmente nueva.

Creo que he equilibrado la balanza, Will. Tienes que concederme eso.