No me gusta el nombre del blog. Creo que ya lo he dicho. Me parece un poco gilipollas. De chica gilipollas. Que no digo que no lo sea, ¿eh? Es sólo que me gustaría que fuese algo que no me inspirara eso. Preferiría una idea más elegante y sofisticada. Porque creo que es la imagen que quiero reflejar.
Estoy agradecida a este espacio por el tiempo que lleva junto a mí. He pasado casi cinco años escribiendo aquí mis inquietudes, mis aprendizajes y mis intentos de poemas. Y ahora creo que he cambiado bastante. Sigo siendo yo, pero con otros matices.
No sé por qué cuento esto. Supongo que porque me apetece. Y llevo ya casi tres párrafos de oraciones súper cortas y lo siento, así que voy a intentar alargar esta para que no parezca que no sé cómo crear frases de más de siete palabras.
Sé escribir muchas más cosas. Puedes contratarme para que escriba un guión, por ejemplo. O una carta que te haga llorar. Lo que pasa es que en esta última tardaré más porque me pasaré el 95% del tiempo pensando «¿esto lo escribo porque sé que es emotivo o porque realmente creo en ello?». Es la parte mala de haber leído mucho, que a veces pierdes la parte más inocente y genuina.
Ya no se me ocurre nada más que decir. ¿Qué tal os va la vida? ¿todo bien? Si me das una idea para escribir, lo intentaré. También me gustaría subir vídeos. Sin embargo:
- Me da vergüenza que me encuentren.
- Es como que nunca me pongo a ello porque pienso que es un poco patético.
Y a lo mejor lo es, pero cuando veo a mis «creadoras de contenido» (un eufemismo, por cierto, un poco imbécil) me da envidia porque creo que, al fin y al cabo, están haciendo uso de una herramienta que te permite desarrollar al 100% tu creatividad. Y yo siempre me quejo de que no me estoy dedicando al arte.
Bueno, podría decirse que soy bloguera ocasional. Y que tengo algún que otro seguidor leal. De eso estoy orgullosa.
Muchos besos.
Sara.