Hola (después de cinco mil años)

Llevo tantísimo tiempo sin publicar… Supongo que porque pienso que nadie me va a leer. Y luego porque pienso que hay gente que me va a leer.

Parece ser que no quiero ni una cosa ni la otra, así que termino por no escribir.

Creo que es miedo a que mis pensamientos queden «publicados», y que todo el mundo tenga el derecho a verlos y comentar. Aunque tampoco es que tenga tanto tráfico en el blog. La entrada que más se lee es una reseña de un libro random que por lo visto tienen que leer todos en el instituto🤷‍.

¿Pasa algo por poner emoticonos? Es como traicionar a la escritura, ¿verdad?

Lo cierto es que los emoticonos enriquecen el texto, pero es un atajo para no tener que currártelo tanto.

Yo no podría vivir sin emoticonos. O sin memes. Son un vehículo de expresión con un matiz cómico, que llenan mis conversaciones de felicidad. Tanto es así, que a veces estoy hablando con alguien (en persona) y se me viene a la cabeza el sticker que adjuntaría a mi frase. Es muy curioso cómo evoluciona el lenguaje…

Mi profesora de Psicopatología del Desarrollo nos habló de que la gente con dificultades en el habla utiliza una especie de emoticonos que están estandarizados, y hay una aplicación que los dice en voz alta, así que pueden comunicarse con imágenes.

Este es mi pensamiento de hoy.

Ha tenido un estilo muy de escritura automática, con muchas cursivasalgunos anglicismos. Espero que sirva para romper con la monotonía que a veces acompaña al verano.

Un saludo.

giphy

Sara.

 

Para Alguien.

carta

Estoy pensando en ti pero a la vez no. Es decir, tengo en mi cabeza tu imagen y te escribo pensando en ella, pero no tiene por qué corresponder con la realidad. Así que puede que seas tú el verdadero destinatario y no saberlo. Resulta curioso.

Desde pequeña he imaginado nuestra historia de amor como las de las princesas de cuento. No como las originales de los Hermanos Grimm, por supuesto. Esas ni son bonitas ni tienen sentido. Me refiero a las que tratan de un príncipe que se juega su vida para salvar a su princesa. Aunque en la mayoría de casos no la conocen personalmente; se lanzan a la aventura por alzar su honor. Tú no seas así, ¿vale? Quiero que me rescates porque quieres y porque me quieres, no porque sea tu deber. Hoy en día no se lleva mucho este estereotipo, así que el nuestro será un relato original y único. Me encanta imaginarlo así.

Tenía ganas de escribirte hoy, no sólo por lo bonito que me resulta. También porque es un día destinado a que todas las chicas de todos los lugares del mundo se permitan soñar con su propio cuento de hadas. ¿Acaso no nos lo merecemos?

Sara.

Nota para una Sara del futuro (quizás divorciada o, simplemente, recién acabada una relación): Si te sientes mal te dejo que leas esto y te rías de mí por ser tan ilusa. De verdad, sin presiones.